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El marketing tradicional nos enseñó a poner carteles en las calles; el marketing digital nos enseñó a colocar mensajes en los corazones.

El marketing tradicional nos enseñó a poner carteles en las calles; el marketing digital nos enseñó a colocar mensajes en los corazones. Mientras el primero grita en masas, el segundo susurra al oído de cada individuo, creando conexiones reales, medibles y, sobre todo, personalizadas. ¿Por qué conformarnos con el alcance limitado de un periódico cuando podemos llevar nuestra pasión a millones en tiempo real?

 
 
 

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